miércoles, 16 de mayo de 2018

LA CONJURA DE LOS NECIOS. KENNEDY TOOLE


Tras leer un fragmento de la obra "La conjura de los necios", narración en primera persona cuyo protagonista es un chico incapaz de asimilar los hechos que presencia, pues no ha tenido una vida fácil debido a contínuos fracasos que le han proporcionado una bajada de autoestima; cuyo autor Kennedy Toole, nos hace reflexionar sobre la elección de las decisiones que tomamos en la vida y sobre la libertad que tenemos sobre nuestras decisiones, pues estas casi siempre se ven influenciadas por personas de nuestro entorno; afirmando que, cuando una persona toma una decisión, esta no es totalmente propia, puesto que se influida por otros individuos. Nuestra profesora nos invitó a reflexionar sobre cual sería el mejor modo para conseguir tomar nuestras decisiones de la manera más acertada posible; reflexión que podréis leer a continuación.

AUTOR:
John Kennedy Toole nació el 17 de diciembre de 1937 en Nueva Orleans, Louisiana (Estados Unidos), hijo de John y Thelma Toole. Con la dominante Thelma, Ken mantuvo a lo largo de su vida una estrecha relación que moldeó de manera decisiva su personalidad.
Excelente estudiante, Toole logró brillantes calificaciones en su etapa escolar, licenciándose en Literatura por la Universidad de Columbia.
Después de trabajar como profesor en el Hunter College de Nueva York y en la Universidad Southwestern de Louisiana, Ken acudió a comienzos de la década de los años 60 al ejército, sirviendo en Puerto Rico, país en el que prosiguió su docencia enseñando inglés a los reclutas lugareños en el Fort Buchanan.
Cuando terminó su servicio militar, John Kennedy Toole volvió a su hogar en Nueva Orleáns. Allí dio clases en la Dominican College, visitando con asiduidad los locales del barrio francés French Quarter. En esta etapa, y tras licenciarse en la Universidad de Tulane, escribió con entusiasmo el libro “La Conjura De Los Necios”, novela satírica que envió a la editorial Simon And Schuster.
Lamentablemente, los editores no apreciaron su talento y rechazaron el texto. Este hecho trastocó la existencia de Toole, quien residía con sus padres en un ambiente bastante arbitrario. Comenzó a emborracharse y a descuidar sus actividades profesionales, se hundió en una depresión y se sintió un fracasado, perspectiva que terminó por conducirle al suicidio el 26 de marzo del año 1969, falleciendo a los 31 años cuando en un paraje solitario de Biloxi, un lugar de Mississippi, inhaló los gases del tubo de escape de su coche tras unir con una manguera el tubo con el asiento del conductor. Está enterrado en el cementerio Greenwood, de Nueva Orleáns.
Tras su muerte, gracias a la obstinación de su madre y la ayuda del escritor Walter Percy, “La Conjura De Los Necios”, libro protagonizado por Ignatius J. Reilly, terminó por publicarse en 1980 por la Universidad del Estado de Louisiana. El éxito fue inmediato, el libro ganó el Premio Pulitzer y se convirtió en un enorme éxito crítico y comercial.
Más tarde apareció “La Biblia de Neón”, una novela que Toole había escrito con anterioridad a su libro más conocido a la edad de dieciséis años y que incide en la sátira de su autor, desarrollando mediante la figura central del adolescente David, su relación con la tía Mae y los entresijos de una población del sur de los Estados Unidos, marcada por el fanatismo religioso de sus habitantes.
OBRA:
Ignatius J. Reilly es un ser inadaptado y anacrónico que sueña con que el modo de vida medieval, así como su moral, reinen de nuevo en el mundo. Para ello, y con la intención de ser escuchado en un mundo en el que es, en realidad, un incomprendido, rellena de su puño y letra cientos de cuadernos en los que plasma su visión del mundo. Mientras llena estos cuadernos, los va desperdigando por su habitación, con la esperanza de ordenarlos algún día y así crear su ambiciosa obra maestra. Mientras, la diosa Fortuna, en contra de su voluntad, lo sume en ese mundo capitalista que él mismo tanto odia y se ve obligado a someterse a lo que él considera una forma de esclavitud: el trabajo. Resignado, se compara a sí mismo con Boecio (el cual aceptó sin queja su propia ejecución) y sale a buscar un empleo. Su actividad laboral y vital es el hilo que une y da sentido a toda la obra y lo que permite conocer a otros personajes, igual de estrambóticos y entrañables que Ignatius.
Más allá de las meras e hilarantes anécdotas que el protagonista va generando, la novela trasciende hasta convertirse, en su trasfondo, en un despiadado retrato del género humano y sus miserias, dotado de un realismo extremo. Plagada de piedad y comprensión, a la vez que de amargura y resignación, la obra esconde una dura crítica a la sociedad en la que vivimos: egoísta y, en tantísimas ocasiones, cruel. Tal y como dice Percy en el prólogo, a pesar de las carcajadas que le proporcionó la novela, no pudo dejar de sentir, al mismo tiempo, una cierta tristeza. Por un lado, debido al trasfondo dramático de la novela y, por el otro, por la tragedia del propio autor, que se suicidó con poco más de treinta años sin llegar a ver publicada su novela, su obra maestra, y que con su muerte le negó al mundo la posibilidad de seguir disfrutando de su pluma.
REDACCIÓN: ¿SABEMOS TOMAR DECISIONES?
En la obra, el autor nos hace reflexionar acerca de la toma de decisiones, dándonos a entender que nuestras decisiones siempre se verán influenciadas por la personas de nuestro entorno: familia, amigos, compañeros etc., lo que me hace plantearme si esto es cierto realmente. Nunca me habría planteado hasta que punto los seres humanos podemos ser influenciados por otros, pero es realmente un tema más que interesante. A día de hoy tenemos más cerca que nunca la influencia de personas prácticamente desconocidas para nosotros derivada del auge de las redes sociales, los denominados popularmente "influencers",  personas corrientes cuyas publicaciones son seguidas a diario en dichas redes por un notable número de adultos y adolescentes a las cuales marcas de todo tipo de productos les ofrecen trabajo para promocionar sus productos, ya sea pagándoles monetariamente o a cambio de dichos productos. Esta táctica es utilizada por la mayoría de empresas, pues es incluso más eficaz que los anuncios en televisión. Pero, ¿hasta que punto podemos ser influenciados en la toma de decisiones?, sinceramente creo que depende de cada persona y de su edad, pues opino que el nivel de madurez de una persona tiene mucho que ver en este tema. A diario visualizamos multitud de anuncios en nuestras redes sociales a los que la mayoría de veces no damos importancia pero que ejercen un poder en nosotros, pues tras visualizar un producto determinado en multitud de ocasiones, aparece en nosotros involuntariamente la necesidad de obtener más información sobre él. Aquí es cuando aparecería el papel de nuestra madurez, pues de ella depende que cada individuo se guié por lo que dicen los anunciantes o busque información certera sobre los productos y reflexione si realmente le es necesario adquirirlo y pagar un precio por él. Por otro lado también es cierto que cualquiera de nosotros tenemos en mayor o menos medida el incentivo de pedir consejos sobre la toma de decisiones a nuestras personas más cercanas, pues creemos que siempre viene bien tener un punto de vista externo al propio, ya que podríamos tener una visión difusa sobre la realidad; personalmente opino que no esta de más pedir consejo a personas de nuestra confianza que sabemos que nos dirán la verdad sobre lo que piensan, pues buscan lo mejor para nosotros; pero creo que para que la toma de una decisión sea la más acertada, esta tiene que ser la que nosotros queramos personalmente y hayamos elegido lo más racionalmente posible, ya sea la mejor o la peor para los demás. Por ello una decisión siempre será la más acertada si es la que nosotros queremos tomar tras haber analizado sus consecuencias y pros y contras, pues si coherentemente no es la más conveniente siempre aprenderemos con ella a cambiar nuestra perspectiva a la hora de tomar la siguiente decisión; pues como dice el dicho popular: "de los errores se aprende".


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