sábado, 28 de abril de 2018

ANA KARENINA. LEÓN TOLSTÓI


En esta entrada vengo a hablaros acerca de León Tolstói y su famosa obra Ana Karenina

Este autor posee multitud de frases célebres con las que nos permite reflexionar acerca de diversos aspectos de la vida. Nuestra profesora nos mandó seleccionar una de ellas y explicar aquello en lo que pensamos al leerla, mi frase elegida es esta:


"El arte es uno de los medios de comunicación entre los hombres."

Como bien declara Tolstoi en su cita, el arte, poseedor de diversas formas, nos permite comunicarnos entre nosotros por medio de nuestros sentidos sin la necesidad de utilizar la palabra. Todos los artistas por medio de sus obras creadas utilizando pinceles, instrumentos, imaginación e incluso su propio cuerpo, son capaces de transmitir sentimientos y emociones de una forma a veces incluso más clara que expresándose a través de la palabra. Por ello cuando somos capaces de apreciar una obra de arte, podemos asegurar haber adquirido la capacidad de ir más allá de lo que se puede apreciar con los sentidos.

AUTOR:
Más sobre la vida de Tolstói

Nació el 9 de septiembre de 1828 en la propiedad familiar de Yásnaia Poliana (sur de Moscú).

Hijo del noble propietario y de la acaudalada princesa María Volkonski, Tolstói viviría siempre escindido entre esos dos espacios simbólicos que son la gran urbe y el campo, pues si el primero representaba para él el deleite, el derroche y el lujo de quienes ambicionaban brillar en sociedad, el segundo, por el que sintió devoción, era el lugar del laborioso alumbramiento de sus preclaros sueños literarios.
                                                                                                          
El muchacho quedó precozmente huérfano, porque su madre falleció a los dos años de haberlo concebido y su padre murió en 1837. Pero el hecho de que después pasara a vivir con dos tías suyas no influyó en su educación, que estuvo durante todo este tiempo al cuidado de varios preceptores masculinos no demasiado exigentes con el joven aristócrata.

Desde su juventud se esforzó por contribuir de manera práctica a la instrucción pública. la idea que inspiró su primer libro "Las cuatro épocas del desarrollo" es profundamente simbólica. En dicha obra se propuso describir el proceso de formación del carácter del hombre, desde los primeros años, cuando comienza la vida espiritual, hasta la juventud, cuando esa vida ha adquirido su forma definitiva. Concluyó una obra autobiográfica, Infancia en 1852, a la que siguieron otras dos, Adolescencia (1854) y Juventud (1856).

Después aparece Sebastopol (1855-1856), tres historias basadas en la guerra de Crimea. Se traslada a San Petersgburgo en 1856. Realiza viajes por el extranjero (en 1857 y 1861), visitando escuelas alemanas y francesas y, más adelante, en Yásnaia Poliana crea para sus campesinos escuelas y centros de trabajo.

En 1862, se casó con Sofía Andréievna Bers, miembro de una culta familia de Moscú. Durante los siguientes quince años formó una extensa familia (tuvo quince hijos).

Escribió sus dos novelas principales, Guerra y Paz (1865-1869) y Ana Karenina (1875-1877). Guerra y paz es un retablo de la vida rusa durante las guerras de Napoleón, siendo su obra maestra. Ana Karenina es una novela de costumbres de la sociedad rusa cuyo propósito moralizador no prevalece sobre su valor artístico.

                     
Tras leer un pequeño fragmento sobre la familia Oblonsky y conocer acerca del autor, nuestra profesora nos invitó a leer una entrada del blog librosparaquerer.blogspot.com sobre la importancia que da nuestra sociedad desde tiempos inmemoriables a heredar el apellido de los varones ante el de las mujeres, pues siempre se ha poseído la idea de que el apellido que da honor a cualquier familia será el de estos, pues la superioridad de los hombres desde tiempos pasados y las "funciones" dadas a las mujeres, véase tener hijos y cuidar la casa tras encontrar un marido que la sustente, establecía la necesidad de estas de adquirir un apellido de casada para alcanzar un mínimo de honra; pero lo peor es que esta superioridad de apellidos continua a día de hoy pese a la casi igualdad que existe entre hombres y mujeres que hemos podido adquirir, no sin luchar durante siglos por nuestros derechos y aún sin ser del todo igualitarios, y repercute en la "desaparición" sucesiva del apellido de las mujeres en sus familias, aunque seamos nosotras quienes creamos a nuestros hijos durante nueve meses. 
Ana, la protagonista, se da cuenta de este gran error de la sociedad tras reconocer su subordinación ante todos los hombres de su vida y lucha durante la obra por conseguir el divorcio de su marido, lo que la somete a una situación de agobio por no conseguir encontrarse a ella misma tras estar toda su vida oculta en ellos. Por ello todas y cada una de nosotras somos Ana Karenina, pues lo importante no son los apellidos, lo importante es saber apreciar que esto conlleva desvalorizar de nuevo a las mujeres furtivamente.





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