Tras leer en clase un fragmento de La Metamorfosis de Kafka, relato en el que el protagonista despierta una mañana convertido en un insecto, situación por la que no muestra incredulidad ni sorpresa, pues sus únicas preocupaciones son su familia y su trabajo. A partir de leer ese fragmento de la obra, Luisa, nos invitó a crear nuestro propio relato inspirado en la obra de Kafka; pero antes de dejaros con mi relato me gustaría que conociéramos un poco acerca de la vida del autor.
Más sobre la vida de Kafka |
Escritor checo en lengua alemana cuya obra señala el inicio de la profunda renovación que experimentaría la novela europea en las primeras décadas del siglo XX. Franz Kafka dejó definitivamente atrás el realismo decimonónico al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica: protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla, plasmación de las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo.
CUANDO ME DESPERTÉ AQUELLA MAÑANA...
Cuando me desperté aquella mañana no reconocí mi propio cuerpo. Levanté mis párpados lentamente hasta poder abrir mis ojos pero no vi nada, tan solo una habitación inmersa en una eterna oscuridad. Noté mis rasgos faciales extrañamente tensos, mi garganta seca parecía no haber tragado agua desde hacia meses, y mis labios se encontraban agrietados por la temperatura bajo cero de la habitación. La estancia se encontraba en silencio, un silencio terrorífico, propio de esos thrillers en los que se te aparece de repente y sin previo aviso la silueta de un cuerpo poco amigable con un cuchillo entre sus manos; tan solo se escuchaban los estruendos momentáneos de las paredes de la habitación y el tic tac de las agujas de un pequeño reloj de muñeca.
Bajé la mirada hacia mis manos e intenté moverlas pero no sentí nada, parecían externas a mi cuerpo; hice lo mismo con mis piernas que, ajenas a mi voluntad, permanecían inmóviles sobre el colchón. Intenté recordar lo sucedido el día anterior, pero mi mente era incapaz de hallar concentración alguna, pues eran demasiado fuertes los sentimientos de miedo y angustia que me poseían como para poder pensar con mente fría. Recorrí la habitación con la mirada hasta que divisé una luz parpadeante a lo lejos, en el lugar donde se encontraba mi escritorio. Intenté dejar atrás mis miedos y concentrarme en cómo conseguir ejercer el poder suficiente para que mi cuerpo pudiera volver a moverse hasta aquel escritorio. Pasados cinco minutos logré concentrar toda mi atención en provocar el movimiento de mi cuerpo, el cual incorporé a cámara lenta en sincronización con el sonido de las agujas del reloj, y mis piernas, que poco a poco fueron resbalando por las sábanas hasta tocar el frío parqué del suelo. Con un último impulso de fuerza conseguí levantarme de la cama y avanzar, aunque a pasos cortos e inestables, hasta llegar a aquella luz verde proveniente de mi móvil. Una vez en frente del aparato, lo cogí con manos temblorosas y pulse el botón de encendido, tras esto apareció sobre el fondo de pantalla un mensaje anónimo que decía -" Esto solo es el principio. No te preguntes quién soy, no me conoces, solo te diré que apareciste en uno de mis sueños, y por ello puedo controlar tu mente cada segundo del día, no intentes hacer nada que yo no haría"